Por Verónica Alcalde Lorca
En conversaciones cotidianas, las personas suelen preguntarme a qué me dedico específicamente, pues la arqueología es usualmente ligada a la figura de la cultura pop de Indiana Jones. Sin embargo, esta profesión va mucho más allá. Los arqueólogos buscamos conocer cómo el ser humano se desenvolvía en el pasado, cómo hemos llegado a ser lo que somos y qué recursos ha utilizado a través de la historia. Pero, conocer todo acerca de épocas pasadas es una tarea titánica, por eso hay una tendencia a especializarnos en ciertas áreas para ir armando poco a poco el gran puzle del pasado (al cual, por cierto, aún le faltan muchas piezas).
En este contexto, es que a lo largo de mi carrera he ido incursionando en la arqueología costera, que consiste en estudiar a las poblaciones que se asentaron en los litorales hace cientos de años, gracias a la evidencia que encontramos en sitios arqueológicos que se excavan sistemáticamente. Esta evidencia consiste principalmente en las herramientas que se fabricaban, los recursos alimenticios que consumían, los lugares donde vivían, etcétera. Dado que específicamente me dedico a poblaciones costeras, el conocimiento acerca de la fauna marina, el ecosistema, el clima y la oceanografía es fundamental para lograr llegar a buenos resultados y sacar conclusiones lo más acertadas posibles.

¿Pero si los arqueólogos estudiamos al ser humano, qué tiene que ver la fauna marina o el océano en sí mismo? ¿De qué nos sirve conocer datos sobre el mar si nuestro foco es el ser humano? ¡Pues para todo! Como especie, desde hace miles de años, hemos tenido contacto con el mar, hemos aprendido de él y hemos sacado provecho de sus recursos. Lo que implica que existe un conocimiento ancestral sobre cómo explotar los recursos marinos, por ello es importante conocer sus características y así poder saber cómo nos las hemos arreglado a través de los siglos para sacar provecho de estos. Por ejemplo, pescar un congrio no es lo mismo que cazar una albacora o recolectar lapas, pues cada especie tiene características propias que implican una tarea específica para su captura, siendo esencial el conocimiento adquirido del medio en que las presas se desenvuelven gracias a la observación y adquisición de conocimiento. Esto implica a su vez pensar en la fabricación de herramientas que cuenten con las características necesarias, dependiendo de cada presa a capturar.
Si los arqueólogos no sabemos acerca de los peces o de los moluscos, no podríamos decir nada más acerca del pasado que “la gente comía albacora y loco hace tres mil años”, como es evidente al encontrar restos de sus esqueletos en el registro arqueológico. En cambio, si sabemos cómo se comporta cada presa, podemos interpretar las acciones que se llevaron a cabo para obtenerla.
Pero esto no se acaba aquí, cada especie puede aportar diversos datos que complementan este puzle, como por ejemplo la temperatura del mar durante la vida de cada ejemplar estudiado, las épocas de mayor crecimiento, el ecosistema en el que se desarrolló, cuánto tiempo vivió previo a ser cazado, etc. Lo cual nos ayuda enormemente a entender las acciones de nuestros antepasados, sus decisiones, y sobre todo, su conocimiento sobre el medio. Esta es justamente la parte divertida, que los arqueólogos no estamos solos, porque echamos mano a los estudios publicados de otras ciencias como la biología, ecología, física, química, geología ¡y la que se te venga a la mente!, dependiendo del dato que necesitemos. Por eso, tenemos muchos amigos, bastantes libros, los grupos de trabajo suelen ser muy variados y las discusiones de los resultados muy estimulantes. Ejemplo de todo este trabajo en grupo, sería mi experiencia personal en este mundo de la arqueología costera.

Para titularme, estudié los anzuelos de concha que se han encontrado en la localidad de Taltal. Sí, anzuelos fabricados con conchas, específicamente de choro zapato. Estos pequeños artefactos tienen una antigüedad de unos 8.000 años12 y han sido encontrados en sitios arqueológicos que se encuentran desde Arica hasta Guanaqueros34. Lo interesante es que solo están fabricados con choro zapato y es allí cuando surgen mil preguntas como, por ejemplo: ¿por qué los fabricaban con ese molusco y no con otro? ¿cómo los fabricaban? ¿qué peces capturaban? ¿cambian de forma a través del tiempo? ¿a qué se podría deber? Entonces, en este problema de investigación la biología marina fue la ciencia que me ayudó un montón. Sin ella no sabría que los choro zapatos tienen una microestructura nacarada, lo que los hace muy resistentes5, convirtiéndose en una materia prima idónea para la fabricación de estos artefactos. También, gracias a la biología se sabe que el choro zapato es un marisco que se encuentra en profundidades entre 4 y 13 m6, lo que implicó, que quienes los recolectaban debieron tener habilidades para el buceo y un conocimiento avanzado del espacio en que vivían y sus alrededores, para saber en qué lugar exactamente encontrarlos.
Ahora, la forma de los anzuelos ¿qué nos dice? Cada especie de pez se comporta de determinada manera y sus cuerpos poseen una forma que responde a su hábitat y su alimentación7. Estas características debían ser conocidas por los antiguos pescadores, pues la eficiencia y eficacia de la herramienta fabricada reside en dicho conocimiento. Hay peces que tienen las bocas más pequeñas, otros que se esconden en pequeñas cuevas y cazan, otros herbívoros que se alimentan de plancton, etcétera.
Observamos que a lo largo de la costa norte de Chile (y específicamente en Taltal) hay dos formas de anzuelos, unos que tienen una apariencia de semicírculo y otros en forma de letra jota (J) ¿pero eso los hacía muy diferentes entre sí…o no? ¿cuál se ocupó primero? Al someter las piezas a un análisis de morfometría, pudimos notar que las grandes diferencias residían en las aberturas entre las puntas de los anzuelos y en la presencia de un vástago. Pero por lo demás, parecían ser bastante similares entre sí, apareciendo primero el de forma semicircular y luego coexistían en el tiempo junto con el de forma de J, siendo estos los últimos en desaparecer del registro arqueológico de Taltal. ¿Qué estaba pasando entonces?

Al hablar con pescadores y leer sobre la pesca en el pasado reciente gracias a la antropología, notamos que este vástago podría vincularse a un perfeccionamiento del sistema de amarre del anzuelo con la lienza y que al ser más largo permite el enganche de mayor carnada. Las aberturas, por otro lado, podrían vincularse con la reactivación del filo de la punta y por tanto los anzuelos podrían estar siendo reutilizados8 o con el perfeccionamiento de la pieza, pues las aberturas más estrechas disipan estrés sufrido por la curvatura cuando el pez se engancha y dificulta que se escape9. Ahora, otro punto importante es saber qué especies de peces son las que aparecen en el registro arqueológico asociado con los anzuelos…y otra vez nos ponemos a pensar, porque se han encontrado una gran diversidad de especies como: congrios, lenguados, bonitos, corvinas, merluzas, jureles, entre otros10. Todas las especies presentan comportamientos distintos… Entonces ¿cómo ligamos toda esta información? En esto hay que seguir trabajando ¿y qué mejor que trabajar con los amigos biólogos? La discusión se tornará sumamente interesante.
Son de todos estos datos que vamos interpretando la evidencia arqueológica, ¿ven que a partir de un pequeño objeto pueden formularse bastantes preguntas? La arqueología entonces es una ciencia en la que puedes desarrollar distintos caminos, y es de esas profesiones donde nunca todo es igual, un día vas a terreno a buscar datos a estos lugares donde estuvieron viviendo las antiguas poblaciones (que puede ser la costa, el valle, la precordillera). Al día siguiente estás en el laboratorio analizando los datos que te ayudan a responder tus preguntas, o en una biblioteca buscando información recogida por otros investigadores, luego puedes ir a un museo para comparar las piezas que hallaste con las de otro colega. Puedes restaurar y cuidar el patrimonio, dedicarte a la divulgación científica, o dar clases y charlas sobre lo fascinante que ha sido nuestra historia como especie. Lo mejor, es que tiene tantas aristas, que puedes escoger la que más te guste: la fauna, el clima, la textilería, la alfarería, la arquitectura, el arte y un largo etcétera. Si me preguntas, amo la arqueología y la volvería a elegir, por lo que seguiré formulándome preguntas sobre nuestro hermoso litoral. A ver cómo resulta.
Sobre la autora
Verónica es arqueóloga de la Universidad de Tarapacá, Arica. Ha desarrollado su carrera de investigación en poblaciones costeras del Norte Grande de Chile, y se encuentra interesada en seguir realizando trabajos con la relación que ha desarrollado el ser humano con el mar, a través de distintos indicadores culturales.
- Flores, C., V. Figueroa y D. Salazar 2016. Middle Holocene Production of Mussel Shell Fishing Artifacts on the Coast of Taltal (25° Lat. South), Atacama Desert, Chile. The Journal of Island and Coastal Archaeology 11(3):411-424.
- Salazar, D., V. Figueroa, P. Andrade, H. Salinas, L. Olguín, X. Power, S. Rebolledo,S. Parra, H. Orellana y J. Urrea 2015. Cronología y organización económica de las poblaciones arcaicas de la costa de Taltal. Estudios Atacameños 50:7-46.
- Iribarren, J. 1956. Investigaciones arqueológicas de Guanaqueros. Publicaciones del Museo y de La Sociedad Arqueológica de la Serena 8:10-22.
- Llagostera, A. 1989. Caza y pesca marítima (9.000 a 1.000 a.C.) En Culturas de Chile. Prehistoria: desde sus orígenes hasta los albores de la conquista, editado por J. Hidalgo, V. Schiappacasse, H. Niemeyer, C. Aldunate e I. Solimano, pp. 33-55. Editorial Andrés Bello, Santiago.
- Currey, J. D. 1980 Mechanical properties of mollusk shell. Symposia of the Society for Experimental Biology 34:75-78. Cambridge University Press. Cambridge.
- Avendaño M. y M. Cantillánez. 2011. Reestablecimiento de Choromytilus chorus
(Molina, 1782) (Bivalvia: Mytilidae) en el norte de Chile. Latin American Journal of Aquatic Research 39(2):390-396. - Moreno, C., N. Godoy, S. Gelcich, J.C. Castilla 2016. Una guía para el reconocimiento y observación de peces en Chile. Valus Impresiones, Chile.
- McKenzie, D. 2007. Simulated prehistoric fishing methods on the Northern Channel Islands, California. Tesis para optar al grado de Magíster en Artes en Antropología.Universidad de California, Santa Bárbara.
- Allen, M. 1996. Style and function in East Polynesian fishhooks. Antiquity 70(267):97-116.
- Salazar, D., V. Figueroa, P. Andrade, H. Salinas, L. Olguín, X. Power, S. Rebolledo,S. Parra, H. Orellana y J. Urrea 2015. Cronología y organización económica de las poblaciones arcaicas de la costa de Taltal. Estudios Atacameños 50:7-46.
2 Comments
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Muy interesante, preciso, presenta una postura investigativa inteligente y profunda con un vocabulario acorde al bagaje de un lector común, lo que hace al artículo más interesante y atractivo. Felicitaciones. “ Hoy aprendí de nuestra relación con el mar. Cariños Chiquiris
Sumamente interesante el trabajo de Verónica, felicitaciones por tratar de reconstruir la cultura de una comunidad costera. Sin duda es un tremendo aporte para comprender el valor de nuestros recursos en una dimensión amplia, más allá de kg y dinero.