Mascarillas, guantes, botellas de alcohol gel, envases de comida para llevar, utensilios de cocina, entre otros, han sido los plásticos que se han encontrado estos meses de COVID-19 en diferentes partes del mundo. Si bien aún no existen datos acabados, ya se están tomando medidas para conocer el estado del océano en este escenario pandémico, se han generado alianzas ciudadanas con organizaciones científicas, y también por medio de la expresión artística se busca generar conciencia de esta problemática en la sociedad.
Recuerdo que el año 2018 quise autoregalarme una suscripción a la revista National Geographic por un año, organización que me empujó a la idea de estudiar periodismo. La primera edición que llegó fue el especial titulado ‘Un mar de plástico’. Dentro de las fotografías del reportaje había una en particular que conmocionó, un caballito de mar aferrándose a un hisopo (cotonito). “Es una fotografía que desearía que no existiera”, comentó Justin Hoffman, quien inmortalizó una imagen que sin duda se transformó en un ícono en la lucha de generar conciencia por la huella humana que estamos dejando en el planeta.
Frente al contexto actual en el que nos encontramos, entiendo que tanto gobiernos de todos los países como la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan una y otra vez el uso de mascarillas y alcohol gel. Elementos como estos son necesarios para prevenir contagios y mantener la higiene adecuada, sin embargo, diferentes agencias medioambientales europeas han alarmado a la sociedad luego de descubrir estos plásticos de uso único en las profundidades del Mar Mediterráneo. La fabricación constante de plásticos relacionados al COVID-19 durante estos últimos meses ha alertado a las organizaciones medioambientales que llevan años luchando contra la contaminación en los océanos.
- Plástico, el peor enemigo de los océanos
Según el estudio ‘Repercusiones de la pandemia COVID-19 en el uso y manejo de plásticos’ de Environmental Science and Technology son más de 120 mil millones de mascarillas y de 65 millones de guantes los que se usan al mes en todo el mundo, mientras que organizaciones cómo OceansAsian y Surfrider ya han acusado la llegada de estos elementos a las costas de Hong Kong y playas de Estados Unidos, respectivamente.
Leyendo un artículo de La Tercera descubrí que ahora son 13 millones de toneladas de plástico las que terminan cada año en el mar, un equivalente a más de 1.200 torres Eiffel; mientras que sólo al Mar Mediterráneo van a parar anualmente más de 200 mil toneladas, algo similar a 33.800 botellas plásticas, según la WWF.
Para segmentar la problemática a nivel país, conversé con Martin Thiel, profesor de Biología Marina en la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad Católica del Norte y Director del programa de ciencia ciudadana escolar Científicos de la Basura, quien nos compartió su opinión sobre la problemática plástico a nivel local y que las acciones deben ser en conjunto entre el Estado, empresas y ciudadanía.

“Me parece triste que sea 2020 y tengamos que seguir recordando a las personas que no deben botar basura en el medio ambiente. Si la práctica continúa, no sólo será la naturaleza en peligro, sino también las personas”, comentó el científico en relación a los efectos adversos para la salud que puedan encontrarse en la cadena alimenticia. Los microplásticos son incorporados por la vida marina, los cuales luego pasan a los consumidores, proceso conocido como biomagnificación.
Además, el académico agregó que no hay datos acabados en relación a la contaminación por desechos de la pandemia en el mundo, sino más bien hallazgos de utensilios de protección en las costas o fondos marinos por diferentes organismos. Por ejemplo en el caso del Mar Mediterráneo, explicó que es el espacio marítimo con mayor densidad poblacional en sus cuencas en el mundo. Según los cálculos UICN, las ciudades europeas, asiáticas o africanas contaminan más de 200 mil toneladas de plástico cada año, y si no se toman medidas esta cifra podría duplicarse en el Mar Meditrráneo el año 2040.
Martin cuenta que “el plástico de un solo uso es el mayor problema, lamentablemente la culpa no es del material, sino de la forma incorrecta en que lo estamos utilizando.” Según su visión, esta problemática que tiene más de 40 o 50 años ha llegado a un punto de tomar medidas urgentes, siendo la clase política y empresarial quienes deben realizar acciones para asegurar el cuidado del medioambiente.
El académico también nos recuerda el poder que tenemos como individuos sociales y como consumidores “Si somos mil personas las que decidimos no comprar un producto, las empresas comenzarán a preocuparse. Paralelo, necesitamos que la política cumpla la importante tarea de cuidar el medioambiente y poner un marco reglamentario a las empresas.”
Para Martin aún hay esperanzas, ya que se han visto pequeñas acciones ciudadanas que son elevadas a ordenanzas municipales; o las limpiezas de playas y el trabajo de diferentes organizaciones en conjunto a las comunidades. El académico terminó invitando a “repensar el funcionamiento del modelo como sociedad, preguntémonos qué es lo esencial para que vivamos y convivamos como personas en el mismo mundo”, agregando que hay una oportunidad en la redacción de una nueva constitución que aplique una lógica histórica: que el cuidado del medioambiente y de la sociedad van de la misma mano.
- La ciencia ciudadana como actor relevante
Bajo el escenario de contaminación por COVID, nace en Canadá Our Ocean in Covid-19, iniciativa que tiene el propósito de generar una gran cantidad de datos para estudiar el estado de las costas y contaminación marina a nivel mundial. Cómo mencionó Diario Concepción, el organismo también busca identificar el estado de la flora y fauna marina, y de quienes habitan todos los bordes costeros del planeta, con el fin de analizar cómo la pandemia ha impactado en la interacción de las personas con el ecosistema marino.
Conversé con Paula Ruiz, magíster en Ecología Marina y asistente de Investigación del Laboratorio de Bioacústica de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, sobre su rol como líder del proyecto canadiense en nuestro país, donde destacó la relevancia de sumar a la ciudadanía con sus registros, “la ciencia ciudadana es cómo le llamamos a la cooperación de la sociedad en materias científicas”, comentó la académica.
Probablemente te estarás preguntando ¿pero cómo podemos ayudar? “para masificar y robustecer el sistema generando más datos, se creó la aplicación móvil eOceans, con la cual podremos observar el estado de todas las costas del mundo a tiempo real y a través de un mapa de calor”, agregó la científica.
Asegura también que la aplicación, que ya se encuentra disponible para Android e iOS, necesita una gran difusión a nivel mundial para alcanzar los objetivos propuestos. “Apuntamos principalmente a las organizaciones de conservación y avistamiento de mamíferos marinos, operadores de turismo; actores sociales y a todos quienes quieran aportar con datos sobre lo que observan en las costas”, enfatizó Paula Ruiz. El llamado es a transformarse en ‘Ocean Partners’ a todo habitante de la costa del país que desee sumarse a esta iniciativa.
- La importancia de generar conciencia
A falta de medidas políticas concretas en la acción, más una clase empresarial que vela por un modelo donde sólo importa el retorno de las acciones sin importar el costo ecológico, es la ciudadanía la cual a base de organización se está haciendo cargo de transmitir al mundo el mensaje de auxilio que grita el medioambiente.
Por ejemplo, Parley for the Oceans, organización que tiene como objetivo generar conciencia de la belleza y fragilidad de los océanos. A través de alianzas con diferentes marcas, científicos, artistas, celebridades y otras organizaciones, buscan generar acciones y campañas sociales para dar solución a los problemas de contaminación plástica de los mares. Su representante en Chile, Rodrigo Farías, me comentó que “el sobre consumo de las mascarillas ha pasado la cuenta, hemos encontrado estos elementos en los recorridos por las playas, tanto desechables como reutilizables. Nosotros seguimos trabajando, bajo estrictas medidas de seguridad, con el fin de concientizar y educar a las personas”.
Pero las soluciones también vienen con la creatividad e innovación de saber transmitir un mensaje. Es el caso de Rodaje Callejero, compañía teatral callejera que lleva más de 7 años llevando el arte escénica a la sociedad. Ahora, sus cuestionamientos han escalado a preguntarse en sus procesos de investigación creativa ¿qué le dejaremos a las futuras generaciones? Conversé con Michael Cáceres, Director de Rodaje Callejero y la nueva obra ‘El Mar hecho bolsa’.
“Este es nuestro quinto montaje y habla sobre la contaminación del plástico en el mar, aplicando el reciclaje en nuestras vestimentas, decoración y producción”, explicó Michael. La basura de la comuna La Florida les motivó hacerse cargo del problema y comenzar a recopilar los elementos plásticos que encontrasen para luego darles un nuevo uso con propósito de generar conciencia.
La incógnita que nos deja Rodaje Callejero es si seguimos con el mal uso del plástico ¿terminaremos por hacer ‘bolsa’ el Mar? Esta obra fue estrenada en el Festival de Innovación Social de La Reina, donde aseguró haber tenido una excelente recepción por parte del público, principalmente niñas y niños. Paralelo, agregó que los jóvenes y adultos también agradecen por el contenido medioambientalista que entregan.
La compañía Rodaje Callejero postuló en el programa ciudadano Reacciona por el Clima, que busca convertir en protagonistas a las personas que tienen un mensaje potente que entregar en relación al cambio climático. De ganar en las votaciones, estarán presentes en el encuentro de la COP26 que se realizará en Glasgow, Escocia ,el próximo año. Te invitamos a votar por el arte como medio de expresión y concientización en el siguiente link.
No sabía cómo finalizar este artículo, hasta que volví a la revista y encontré una conclusión simple y precisa de Erick Pinedo, reportero de National Geographic, donde en su artículo ‘Navegar la plasticófera’ menciona que para terminar con la cultura desechable urge un cambio en “educación, voluntad política, empresarial, social y personal”. Como sociedad debemos exigir a la clase política y empresarial el cuidado del medioambiente, de los océanos, porque queramos o no, y como gatilló el ambientalista Paul Watson: ‘Si el océano muere, nosotros morimos”.

José Muñoz
Periodista de la UDP y apasionado por la fotografía de naturaleza y los registros audiovisuales. Realizó un diplomado en la Escuela de Cine de Chile y trabaja en apoyo a las comunicaciones de emprendimientos.