Opinión

Salmonera Australis Seafoods abre incubadora para emprendimientos de las comunas de Río Verde, Punta Arenas y Puerto Natales, bajo el continuo dilema de sacrificio ambiental en post del desarrollo económico de las comunidades. La empresa, parte de la transnacional china Joyvio, no ha estado exenta de malas prácticas en estos años bajo su funcionamiento en territorio nacional y precisamente en la Región de Magallanes y Antártica Chilena.

La iniciativa, que ha sido ampliamente difundida por medios de la zona, tiene como objetivo “consolidar el trabajo de emprendedores (…) involucrando diferentes equipos internos que asumirán un desafío social”.

La lectura parece ser bastante lógica, empresas no amigables con el medioambiente, paralelo a ofrecer trabajo y desarrollo económico, ahora apoyan monetariamente a emprendedores con un fin social. Da entender un evidente lavado de imagen enfocado a satisfacer necesidades cortoplacistas.

Esta visión “social” puede diferir bastante de los verdaderos alcances de la empresa, la cual en los últimos años se ha visto expuesta a una serie de problemáticas relacionadas con las comunidades de Puerto Natales, contrarrestando mucho las intenciones que proclaman en sus comunicados públicos.

El crecimiento de la salmonicultura en la Región ha sido altamente cuestionado por organizaciones vinculadas con la ciencia, organismos de protección ambiental y la sociedad civil de la zona.

La empresa Australis Seafoods cuenta con 91 concesiones y 50 de ellas en Áreas Marinas Protegidas (AMP), las cuales no escapan a las problemáticas transversales que sufre la industria, con la contaminación, saturación de nutrientes en las áreas utilizadas, el excesivo uso de antibióticos, la falta de fiscalización y los permeables permisos ambientales.

El conflicto más próximo con la comunidad de Puerto Natales surge en el 2020 con el proyecto que pretendía instalar infraestructura de alto impacto ambiental, con una planta tratadora de lodo, ductos de recepción de materias primas y ductos de devolución al mar, que buscaba ser instalado a 370 metros de terrenos destinados a la construcción de viviendas sociales.

En el mismo año, un proyecto comenzó su construcción en el Canal de Señoriet, uno de los lugares con mayor concentración de aves de la Región, donde se diferencian más de 30 especies -según consigna un estudio de la Universidad de Magallanes-. Se trata de la Planta Procesadora de Recursos Hídricos, que tiene como objetivo procesar y distribuir la producción de salmón. Además, el proyecto contará con una planta de tratamiento de residuos, actos que han ocurrido previamente nos permiten pensar que pueden ser devueltos al mar.

Desde su etapa de construcción ya está comprometiendo a especies como el cisne cuello negro, debido a que interrumpen su periodo de reproducción y su zona de nidificación.

Estos antecedentes se suman a los años 2015, 2016 y 2017, en los cuales la Superintendencia de Medioambiente de la Región abrió procesos sancionatorios por el incumplimiento de los permisos sanitarios, por no ejecutar un plan de acción debido a mortandad de peces y por superar el límite anual de desinfectante en una piscicultura.