Judith es bióloga de la Universidad de Magallanes y Doctora en Ciencias de la Tierra de la Universidad de Heidelberg, Alemania. Su amor por la naturaleza y curiosidad por los fósiles la llevó a especializarse en Paleontología, área donde se hizo mundialmente reconocida. Judith es experta en ictiosaurios, reptiles que habitaron los mares desde principios del Triásico (250 ma atrás) hasta fines del Cretácico temprano (90 ma atrás). Los increíbles hallazgos que ha realizado en Torres del Paine convirtieron al lugar en uno de los yacimientos más importantes del mundo. Judith trabajó en el Museo de Historia Natural de Stuttgart; en el año 2011 fue reconocida como una de las 100 líderes jóvenes de Chile; y actualmente es investigadora del Centro de Investigación GAIA-Antártica de la Universidad de Magallanes. Por ello, en esta nueva entrega de “Mujeres de Mar”, quisimos conocer más sobre Judith y sobre los fósiles marinos perfectamente preservados de Patagonia.

  • Sus inicios

Judith, ¿qué sentiste la primera vez que encontraste un ictiosaurio? 

Pensé que era un ictiosaurio que ya habían encontrado los investigadores anteriormente, pero era uno nuevo. La primera vez que lo vi sentí la piel de gallina y mariposas en el estómago. Es una sensación entre miedo y alegría, miedo de lo aterrador que debió ser ese enorme animal en vida y alegria de que encuentras algo tan extraño y desconocido.

Cuéntanos brevemente, ¿qué son los ictiosaurios?

Los ictiosaurios fueron reptiles marinos pelágicos que vivieron en los mares del Mesozoico (entre 250 y 90 ma). Tenían un cuerpo fusciforme similar al de los delfines, aunque no están familiarizados con ellos. Tenían un hocico largo con muchos dientes, un ojo grande para poder ver en las profundidades del mar. Tenían dos aletas anteriores y dos posteriores que usaban para nadar en el mar, una aleta dorsal que era de cartílago y que les ayudaba al equilibrio durante el nado y una aleta caudal o cola, que la usaban para propulsarse.

Los ictiosaurios no tenían branquias como los tiburones, ellos tenían pulmones, por lo que debían salir a respirar con cierta frecuencia. Su nivel de adaptación al medio marino fue tan grande que los embriones se desarrollaban en un tejido blando, similar a una placenta, dentro de la madre ictiosaurio y no depositaban huevos en la costa como los actuales cocodrilos o tortugas. La cría nacía directamente desde la madre, del mismo modo en que nacen los cetáceos actualmente en el mar.

Se alimentaban principalmente de peces y calamares, sin embargo, en algunas ocasiones también se alimentaban de tortugas, pterosaurios y de otros ictiosaurios. Los ictiosaurios habitaban áreas cercanas a la costa y se distribuyeron globalmente. Sus registros fósiles han sido encontrados en todos los continentes del planeta, sin embargo, los registros cretácicos del Parque Nacional Torres del Paine corresponden a los más abundantes y mejor preservados hasta ahora en el mundo para esa edad.

  • Ictiosaurios en Torres del Paine

¿Cómo era el océano en Torres del Paine durante la época de los ictiosaurios?

En el Cretácico temprano (145 millones de años atrás) el Parque Nacional Torres del Paine era parte de una cuenca marina llamada Cuenca de Rocas Verdes, que abarcaba prácticamente toda la región de Magallanes. De acuerdo con lo que nos dicen nuestros hallazgos (cantidad de ictiosaurios por nivel sedimentario y cantidad de peces e inverterados fósiles), los ictiosaurios vivieron en un cañadón submarino, cercano a la costa en esta cuenca marina. La Cuenca de Rocas Verdes debió de haber servido de refugio a los ictiosaurios, permitiéndoles reproducirse y vivir a lo largo del año.

¿Por qué hay tantos fósiles allí? ¿Por qué se hicieron tan famosos los hallazgos que tú y tu equipo hicieron en esa zona?

Eventos de mortalidad masiva debieron ser la razón de que encontremos tantos ictiosaurios en este lugar. La fragmentación del continente Gondwana que unía a Sudamérica, Africa, Antártica, India, Madagascar, Australia y Nueva Zelanda, causó repetidos terremotos en la superficie terrestre, pero también afectaron al ecosistema del fondo marino. Nosotros pensamos que una avalancha de sedimentos debió haber atrapado a los ictiosaurios que se encontraban viviendo en este lugar y haberlos arrastrado con fuerza al fondo de la cuenca.

Los ictiosaurios perdieron la orientación, se ahogaron y fueron cubiertos casi instantáneamente por la corriente de sedimentos, quedando sepultados en un medio anóxico, libre de bacterias degradadoras, esto permitió que sus cuerpos se conservaran completos y articulados. La cantidad de ictiosaurios, así como su calidad de preservación, que destaca embriones completos de ictiosaurio conservados en hembras grávidas, es única en el planeta para el Cretácico temprano. Todos estos antecedentes convirtieron a la localidad del Glaciar Tyndall en un Fossillagertätte, título que viene del alemán (depósito fosilífero) y que se conserva en el idioma original para otorgarse a localidades fosilíferas del planeta que se destacan por su calidad de preservación y cantidad de fósiles.

¿Crees que entender los océanos del pasado pueden ayudarnos a conservar los del presente?

Definitivamente, el entender cómo reaccionaron las biotas marinas a los cambios ambientales y climáticos ocurridos en el pasado, nos permite predecir lo que puede ocurrir a futuro. Es por esto que el trabajo de paleontología, paleoceanografía y paleoclima es tan necesario para entender los ecosistemas actuales.

  • Mujeres en ciencias

Con los descubrimientos que has realizado, ¿sientes que has cumplido tu sueño profesional? ¿Qué se viene para el futuro? 

Me siento agradecida de tener la oportunidad de trabajar en esta localidad fosilífera y extremadamente responsable de esta importante investigación, sin embargo, no siento que haya cumplido mis sueños, porque no lo veo como un sueño. Yo me fijo metas en cada desafío y ésta aún está en proceso de cumplirse.

Se vienen muchas investigaciones importantes que ayudarán a posicionar a Magallanes y a Chile como uno de los lugares del planeta en los que se desarrolla investigación en paleontología de alto nivel. Por otro lado, quiero que la Región de Magallanes se convierta en un paso obligado para paleontólogos especialistas en ictiosaurios, así como lo son varios museos y universidades de otros países del mundo que continen ictiosaurios de edad Triásica y Jurásica.

¿Qué es lo más desafiante de tu trabajo?

Pienso que el trabajar en una zona tan remota es lo más desafiante. El acceso es complicado y por ende requiere de una buena organización logística, la que también es cara. El clima de Patagonia es extremo y en la localidad del Glaciar Tyndall, que es un lugar expuesto se siente aún más, incluso en verano, que es la época del año en la que trabajamos para aprovechar mejor las horas de luz y en el que la temperatura es un poco más alta. El trabajo de excavación también se complica en esta zona por los factores climáticos y luego transportar cientos de kilos de roca desde la montaña hasta la ciudad es un tremendo desafío tanto físico como de organización y logística.

Al comenzar tu carrera paleontológica, ¿tuviste algún modelo femenino a seguir?

Sí, tuve dos. Una fue la Dra. Marta Fernández quien es paleontóloga de la Universidad y Museo de La Plata en Argentina y reconocida mundialmente por sus investigaciones en reptiles marinos. Marta me ayudó mucho cuando yo comencé a estudiar a los ictiosaurios, fue ella la que me entregó el primer “manual de ictiosaurios”, un capítulo de un libro en inglés que había sido recientemente publicado y que explicaba sobre la anatomía de los ictiosaurios. Con ella participé por primera vez en un congreso de paleontología internacional (las Jornadas de Paleontología de Vertebrados de Argentina) en donde expusimos sobre los primeros resultados de la investigación de ictiosaurios en Chile. Ella siempre me apoyó en mi investigación y hasta los días de hoy seguimos con planes de continuar trabajando juntas.

Otra investigadora a quien yo admiraba desde los inicios fue la Dra. Erin Maxwell, quien desde muy joven ya publicaba en revistas científicas de alto impacto y a las que yo tenía accesso a través de doña Marta. Finalmente y por cosas maravillosas de la vida, Erin me invitó a trabajar con ella en mi postdoctorado en el Museo de Historia Natural de Stuttgart, un lugar que siempre quise visitar porque se destaca por poseer la colección de ictiosaurios más completa y mejor preservada de Europa y a trabajar con ella a quien yo siempre quise conocer y admiro por ser una profesional destacada desde muy joven.

¿Cómo has vivido la brecha de género en tu área?

La verdad es que no he tenido problemas mayores, a pesar de trabajar casi todo el tiempo sólo con hombres. Pienso que el tener dos hermanos me ayudó a aprender a establecer lazos de amistad con hombres. En el ambiente laboral siempre he recibido el apoyo de mis colegas para resolver dudas y en terreno el ambiente tiene que ser de respeto y solidaridad y afortunadamente en la mayoría de los casos ha sido así.

Desde mis comienzos, cuando recibí la invitación de los investigadores de la Universidad de Magallanes a continuar estudiando a los ictiosaurios del Tyndall, luego con el apoyo del Instituto Antártico Chileno y posteriormente mi doctorado con el profesor alemán Wolfgang Stinnesbeck, he sentido el apoyo masculino y una especie de fe en mi, la que me he tratado de tomar enserio y de ser responsable con esta investigación, con altos y bajos, ya que he aprendido a ser investigadora a lo largo de este camino. Sin el apoyo de todos ellos y de mis amigos no habría podido llevar adelante las campañas y todo lo que ese trabajo requiere.

Por otro lado, me gustaría que más chicas estuviesen interesadas a unirse a nuestras campañas paleontológicas, porque normalmente los más interesados son los chicos. Tuve la experiencia de trabajar con una chica, estudiante de magíster hace unos años y nuestra campaña resultó perfecta gracias a su ayuda, tanto en el campamento como en el trabajo en terreno con los ictiosaurios.

¿Qué consejo le darías a una joven que quiere iniciar una carrera en paleontología?

Le diría que siga adelante y que no se sienta insegura por ser mujer, ya que muchas de las contribuciones importantes en paleontología fueron y están siendo realizadas por mujeres. A pesar de aún ser minoría en esta área, en países de Europa se ve el aumento de mujeres en paleontología desarrollando trabajos de investigación, así como mujeres especialistas en preparación de fósiles y que también trabajan en el montaje de los esqueletos para exhibición en conjunto con los hombres.