Actualmente, Verónica se desempeña como profesora Asociada del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas, de la Universidad de Playa Ancha en Valparaíso, donde ejerce su pasión por las ciencias y traspasa a las nuevas generaciones las bondades de esta área profesional. Ya que lleva 20 años de carrera científica, la que comenzó con Pedagogía en biología y ciencias, adquiriendo herramientas que la impulsaron a continuar una carrera en las ciencias del mar a través del Magister en Ciencias con mención en Oceanografía y luego desafiarse a realizar el Doctorado en Oceanografía.
Según nos contó, fue en sus estudios doctorales donde conoció investigadores destacados a nivel mundial en las ciencias del mar, y donde participó en dos cursos que marcaron profundamente su carrera, uno de ellos fue el curso de Ecología y Diversidad Microbiana- donde participó posteriormente como asistente e instructora; y el otro fue cuando en Estados Unidos realizó el curso de Geobiología, casi un “reality de la ciencia” porque fue muy intenso y es ahí donde nace su interés en conocer aún más de la geología, evolución y las huellas de la vida en la tierra. Por esta razón, quisimos conocer aún más de cómo ha sido su experiencia en el área, y aquí plasmamos un poco de su trabajo.
Cuéntanos ¿Cuándo comenzó su curiosidad por el mar? ¿Y cómo ha ido construyendo el camino para concretar su actual trabajo en oceanografía microbiana?
Mi interés por las ciencias naturales comenzó desde pequeña, mis papás me regalaron un microscopio y me emocionaba mirar a través de él alas de insectos y otras cosas, también me gustaban las humanidades, por lo que disfrutaba de escribir poemas y dibujar la vida al aire libre. Las vacaciones de infancia siempre tuvieron un entorno acuático, donde podría disfrutar de recorrer y buscar tesoros, descubrir cangrejos y otros seres bajo las rocas.
Luego, mi interés por las ciencias se acrecentó cuando ingresé a estudiar Pedagogía en Biología y Ciencias en el 92, disfruté mucho de la carrera y la oportunidad de conocer otras disciplinas. Pero siempre quise seguir estudiando, y sobre todo el área del mar, sus organismos, sus procesos, etc, y cuando tuve la oportunidad de realizar una tesis decidí por una con organismos marinos. Luego me embarqué en el Magister en Oceanografía y rápidamente me di cuenta de que lo mío era el estudio de fenómenos o aspectos “invisibles a los ojos”: procesos realizados por los microorganismos, porque me fascinaba entender cómo ocurrían hacia donde se movían los flujos y reacciones donde intervenían los organismos marinos. Es así como me enamoré de la biogeoquímica y la posibilidad de estudiar algunos “biomas” como compartimentos y gradientes. Ya en mis estudios de doctorado quise ir más allá y abrir un poco esa “caja negra” y poder identificar ¿Quiénes son los responsables de esas transformaciones? Todo esto ocurrió en un contexto muchas oportunidades para las ciencias del mar en Chile y de investigadores que confiaron en mí capacidad y me apoyaron, además, de una revolución en la oceanografía microbiana y la ecología microbiana de la mano de un desarrollo tecnológico increíble.
Además, siempre he valorado el contacto con la comunidad, con los escolares y por lo tanto durante mis estudios en la UdeC creamos una ONG llamada Aquasendas, donde impulsábamos actividades en torno a la educación de las ciencias y de valoración de los ecosistemas acuáticos y apoyando las iniciativas explora.
¿Cuál es el mayor desafío que has tenido siguiendo una carrera científica?
Ser mamá y científica. Congeniar la vida familiar y enfrentar la competencia científica impuesta por un modelo económico que sustenta la ciencia, es un proceso muy complejo y a veces injusto, muy masculino aún. Y encontrar un trabajo más estable donde se pueda planificar a largo plazo la carrera científica fue difícil.
¿Qué es lo que más la apasiona y/o alegra con respecto a su trabajo?
La ciencia está llena de alegrías, a través de un experimento exitoso, de apoyar la formación de un nuevo investigador, hacer ciencia con amigos, ir tejiendo esa red de colaboración donde se logran cosas, sentirse parte de esos descubrimientos, ser apoyado y apoyar a otros, darse cuenta de que el trabajo o la investigación que uno hizo le sirvió a otro investigador “desconocido” al otro lado del planeta. Y hasta encontrarse con ese científico en un congreso, por ejemplo.
Y lo que más me apasiona, es sentir que no hay límites en el desafío de conocer y descubrir, en mi caso entender cómo funciona el ecosistema, cómo evolucionó la vida en la tierra. Todo lo anterior me hace sentir que debo seguir trabajando en ciencias.
- Su trabajo
En tu opinión, ¿Por qué es tan relevante conocer sobre los microorganismos que habitan los mares de Chile?
Conocer a los microorganismos, su función, su relación con otros organismos y las condiciones ambientales que los influyen permiten entender la gran pregunta ¿Cómo funciona el ecosistema marino? Pero también del planeta tierra, porque el océano es uno de los mayores reguladores del clima del planeta y los microorganismos influyen directa e indirectamente sobre la atmósfera, por ejemplo, mediante la producción y consumo de gases de efecto invernadero. Además, son los soportes primarios de la biodiversidad del planeta y entender a los microorganismos también es conocernos como seres humanos. Hemos evolucionado con y desde los microorganismos, “somos” gracias a simbiontes microbianos que habitan nuestras células podemos respirar los alimentos y obtener energía, y cada vez aprendemos que los organismos multicelulares contenemos un microbioma al igual que los ecosistemas, con funciones e interrelaciones que nos sorprenden cada día.
Cuéntanos sobre algunos resultados interesantes que ha obtenido al trabajar en el área de la oceanografía microbiana, ¿A qué conclusiones ha llegado con el estudio de estos pequeños seres?
Durante mis estudios he podido contribuir al conocimiento de la ecología de microorganismos que realizan funciones específicas en el Pacífico Sudoriental (y también en otros ecosistemas acuáticos, como humedales altiplánicos), como son los microorganismos nitrificantes, su diversidad y potencial adaptación a condiciones ambientales como el oxígeno, la radiación y “alimento”, en este caso la fuente de energía de estos microorganismos es un compuesto inorgánico (amonio), que es producto de la degradación de la materia orgánica y también de la excreción de invertebrados y vertebrados marinos.
Una de las líneas de investigación que para mí es sumamente interesante y que trabajé durante el doctorado y luego apoyando a otras investigadoras y colegas, es la gran interdependencia de estos microorganismos nitrificantes con otros organismos marinos excretores de amonio, como protozoos (eucariontes unicelulares), crustáceos (copépodos) e incluso salmones de cultivo.
Actualmente eres la coordinadora del doctorado Interdisciplinario en Ciencias Ambientales de la Universidad de Playa Ancha, cuándo comenzó su carrera científica, ¿se visualizaba en un cargo así?
En realidad, no. Siempre me imaginaba en el laboratorio e investigando. El participar de este desafío del Doctorado fue una aventura en sí misma y el resultado de una ecuación super favorable. Primero un equipo de investigadores en “sintonía”, capaces, generosos con su tiempo y muy motivados; y segundo, contar con autoridades en la universidad que nos apoyan y aconsejan, son como el catalizador. Siento que para mí es una gran oportunidad de apoyar a jóvenes investigadores y poder dar espacios a que nuevas generaciones se interesen por enfrentar problemáticas ambientales de una manera colaborativa.
¿Siente que aún es poco común que una mujer alcance cargos altos en el mundo de las ciencias?
Sí, a pesar de que hoy existe más espacios para la mujer en general, y no es tan extraño. En comparación a generaciones previas, aún se ve a pocas mujeres en cargos altos, incluso en los grupos de estudio o comisiones. Se declaran voluntades de seleccionar a mujeres en proyectos de investigación grandes como Milenio. Sin embargo, hay muy pocos seleccionados donde existan mujeres o jóvenes liderándolos.
- La mujer en las ciencias
Al comenzar su carrera científica, ¿tuvo algún modelo femenino científico a seguir?
Durante mi vida académica he conocido algunas investigadoras con diversas cualidades que me he tratado de seguir como modelo femenino en ciencia: rigurosidad, perseverancia, perspicacia, compromiso, imaginación y creatividad. Pero por sobre todo, una gran pasión por la ciencia, y entre ellas no sólo veo profesoras, sino que también compañeras más avanzadas en sus estudios que yo.
Siempre me maravillaron las científicas que nos abrieron camino, que se abrieron espacio en el mundo de los hombres, me frustraba saber que muchos de sus aportes científicos fueron injustamente ignorados por años. Por ello, una gran científica que he admirado mucho y que tuve la posibilidad de conocer antes de morir es Lynn Margulis, quien planteó la teoría de endosimbiosis.
Si estuvieras frente a una adolescente interesada en comenzar una carrera en ciencias del mar, ¿Qué consejos le daría? ¿Cómo la incentivaría a trabajar con microorganismos marinos?
Un consejo es que indague sobre posibles áreas de interés científico, para ello lo primero es conocer a los académicos de su carrera y acercarse, hacer pasantías en laboratorios desde el primer año de su carrera para así tomar una decisión informada al momento de hacer una tesis. No hay mejor aliciente en investigación, y en todo en la vida, que la motivación. Profundizar en los temas, leer, aprender un buen inglés, y ser muy perseverante.
Trabajar con microorganismos marinos es muy interesante, ya que requiere de aproximaciones multidisciplinares, no sólo la biología, sino que también la química, bioquímica, la informática, la matemática, etc. Entonces se puede profundizar en muchas disciplinas y a distinto nivel al estudiar a los microorganismos, todo depende de la pregunta que uno quiera responder; desde su identificación mediante el ADN, su secuenciación y análisis, hasta los procesos que realizan, cómo se regulan, e incluso qué sustancias producen y que pueden incluso tener un aporte biotecnológico. Por ello, con esta área del conocimiento se aprende y desarrollan muchas habilidades.